miércoles, 19 de septiembre de 2018

Muchas deudas a un año de los sismos 7S y 19S






Hace un año a la hora en que comienzo a escribir (13:33 hrs.) acabábamos de sufrir la pérdida de la tranquilidad en la CDMX a causa de un sismo que, aunque fue de menor intensidad, causó más estragos debido a la cercanía del epicentro.

Se habla mucho de la capital del país, cual pensamiento centralizado, pero olvidamos que nuestros hermanos de otras Entidades más pobres también sufrieron afectaciones... Oaxaca, Guerrero, Chiapas y otros lloraban a sus deudos y esperaban la ayuda.


Paralelamente la rapiña, no de los ciudadanos, sino del propio Estado. Angélica Rivera, esposa del Presidente de la República, posando para la foto con chaleco del DIF, en Puebla y Morelos los Gobernadores "custodiaban" los apoyos en especie y mientras los hermanos de los Estados afectados esperando, como si tuvieran todo el tiempo del mundo.


Luego el enfrentamiento, el Estado se resistía a que la ayuda llegara de manos de los propios ciudadanos, pusieron retenes, confiscaron alimentos, unos cedían y entregaban, otros resistían y preferían regresar por donde vinieron cargando los apoyos.


Finalmente la solidaridad y la conciencia hicieron lo suyo. Las donaciones económicas llegaron a raudales; la ayuda en especie fue tanta que tenían que salir a decir que ya no la llevaran porque no había donde guardar, que esperáramos; las manos eran tantas en los lugares de desastre que entorpecían las labores de rescate, a esperar para relevar, decían, para trabajar en turnos de 24-7.


En el transcurso de la tarde el Estado tomaba el control de algunas zonas y se fueron dando las acostumbradas anomalías, la más sonada, la del Colegio Rebsamen con el show de Frida Sofía, pero habían otros lugares, por ejemplo, el edificio de Coquimbo en Lindavista que colapsó parcialmente, el de Álvaro Obregón, el multifamiliar de Tlalpan y otros más.


Llegaron los grupos de rescate, el Estado los dejaba entrar, más no intervenir de forma muy activa, la información se calló (pero no del verbo caer, sino del verbo callar), el dinero del FONDEN, atorado por un trámite burocrático, pues sólo se puede soltar si en temblor es de más de 8.0 grados de intensidad y el del 19S fue de 7.1, los medios convirtieron la tragedia en show y mientras el pueblo esperando, pues no era prudente salir a la calle si no se tenía algo específico que hacer o un lugar determinado donde llegar.

A partir del día siguiente muchos trabajos pararon labores, las escuelas detuvieron actividades, las oficinas gubernamentales estaban cerradas, las sucursales bancarias detenidas. Momentos de incertidumbre y miedo se vivieron.

Hoy, a un año, mucha ayuda no ha llegado, escuelas no se han reconstruido y muchas familias o se desintegraron para ir a vivir a casa de otros parientes y amigos o tuvieron que empezar a vivir en carpas en la calle.


Hoy a un año muchos edificios están clausurados por riesgo de colapso, pero la solución no llega y, no conformes con eso, los habitantes de los mismos tienen que hacer guardias las 24 hrs., pues la delincuencia ha comenzado a hacer de las suyas para entrar y robar el poco patrimonio que queda a las familias. Seguridad Pública está parcialmente ausente.

Hoy a un año el Gobierno dijo: no hay dinero, pidan un un crédito inmobiliario a un banco con baja tasa de interés; si el contrato de compraventa de tu inmueble no considera cancelación de deuda por siniestro no hay nada que hacer, hay que seguir pagando o demandar; hagan tantas para reconstruir sus casas, dijo Peña Nieto en Oaxaca y el Gobernador Murat lanzó en Twitter hace unos días el #OaxacaEstáDePie; miles de alumnos no pueden regresar a sus escuelas porque aún no están listas; el dinero de las donaciones, sobre todo internacionales, entró por Cruz Roja, a ellos corresponde administrarlo, y un larguísimo etc.


Por desgracia para muchos el actual gobierno está cerrando sus libros para entregar la oficina a la nueva administración, los damnificados han dejado de ser prioridad para convertirse en número que serán responbilidad del gobierno obradorista.

La insensibilidad y el desprecio por la calidad de vida pasaron a primer término, puesto que hoy muchos medios hablan del pasado, pero evitan investigar el presente; recuerdan a las víctimas, el apoyo ciudadano en miles de manos, a Frida y la Marina, la foto del soldado que lloró agotado emocionalmente, pero no el hecho de que el gobierno, una vez más, no ha cumplido como lo tenía que hacer; migajas, no el pan completo ha entregado y ahora a esperar lo que queda de septiembre, octubre y noviembre porque, sinceramente, dudo mucho que el actual gobierno haga algo para remediar, no el mal que causó, sino las omisiones que cometieron al no encargarse correctamente en tiempo y forma de lo realmente urgente, la reconstrucción.


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