El Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que se está terminando de estudiar el proyecto de ampliación para la construcción del llamado Tren Maya que recorrerá la Península de Yucatán con el fin de agilizar el transporte en aquella región geográfica, lo que beneficiará al movimiento diario de los ciudadanos, las actividades comerciales y el turismo.
De inmediato y para no variar los medios y periodistas sacaron sus flamantes argumentos cuestionando de dónde saldrá el recurso para ampliar el proyecto de 900 km. a 1,500 km. que ahora abarcará los Estados de Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Chiapas y Tabasco y que considera entre $120,000 mdp y $150,000 mdp de inversión mixta (pública y privada); dos llamaron mi atención.
Uno de ellos, otra vez, fue el Periódico Reforma que dedicó parte de su conocida columna Templo Mayor del 16 de agosto, al proyecto propuesto por AMLO y que todo parece indicar que sí será construido; el otro, Salvador Camarera, quien en su columna en El Financiero, escribió un artículo de opinión titulado "El tren que no iba a ninguna parte".
Templo Mayor afirma que el dinero para las obra saldrá de una inversión conjunta entre el Estado y la comunidad empresarial y que el gobierno echará mano del "impuesto al turismo"; Camarena solo dice que si se emprenderá la obra que se aseguren de tener todo calculado, aunque con tienes entre líneas de que el tren es una locura. Ahora, es aquí donde comienza el show pues ambos, en resumen, dan a entender que la obra quedará como ha sucedido en otros sexenios, en el papel e intención, o peor, en una investigación abierta por corrupción.
Lo cierto es que ni Reforma, ni Camarena hicieron la tarea completa porque la primera pregunta obligada antes de escribir cualquier cosa es... ¿Cómo se distribuye el impuesto al turismo? El único que rescata el dato es Reforma y lo expone de la siguiente manera:
* 10% a Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR).
* 20% al Instituto Nacional de Migración (INM).
* 70% al Consejo de Promoción Turística (CPT).
Si estuviera cara a cara con quien redactó el Templo Mayor o con Camarena se me ocurre que reaccionarían con algo así: "¿Cómo se le ocurre al Peje agarrar un dinero que es vital para una de las fuentes de ingresos más fuertes para México como es el turismo?".
Y yo les respondería... "bueno, primero que nada hay que hacer la tarea completa y ver cuánto y en qué se gasta para determinar si es viable tomar el dinero de ese concepto, después de todo, el Tren Maya también fomentará el turismo en el país y, segundo, preguntar por qué la distribución del impuesto al turismo es tan inequitativa... ¿70% para promoción turística? parece algo desproporcionado".
Lo cierto es que cada vez que al Presidente Electo le han tratado de atacar sus propuestas salen a relucir los desproporcionados y hasta groseros presupuestos que reciben las instituciones; claro ejemplo de esto es la Suprema Corte de Justicia de la Nación que, tan pronto se defendió públicamente de las medidas de austeridad republicana en el evento del Día del Abogado, poco después nos enteramos que reciben todo tipo de prestaciones incluyendo cosas tan triviales que se pueden pagar perfectamente bien con sus generosísimos sueldos como lo hace cualquier ciudadano, por ejemplo, ayuda de despensa, ayuda para anteojos o hasta lavandería.
Así que no será nada raro que en un par de días nos encontremos con "pequeñeces" que se gastan con la noble y comprometida tarea de promover el turismo de nuestro país.
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